Entrevista al Profesor Leonardo Morlino, realizada por J. Lizandro Coca Olmos
El Profesor Leonardo Morlino es Catedrático de Ciencia Política en el Instituto Italiano de Ciencias Humanas de Florencia y director del Doctorado en Ciencia Política en el mismo Instituto. Llegó a La Paz invitado por la Asociación Boliviana de Ciencia Política, la Fundación Konrad Adenauer y la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), para recibir un doctorado Honoris Causa de la superior casa de estudios por su contribución al desarrollo de la ciencia política.
¿Cuáles son los desafíos de las democracias y si en el mundo son los mismos desafíos o es que ellos dependen de cada región?
La realidad, como siempre, es bastante compleja. Hay algunos desafíos de la democracia en todo el mundo, hay algunos en algunas áreas y no en otras, y los hay específicos de cada país.
Entonces, vamos a ver tres categorías de desafíos.
La primera categoría e a nivel mundial. Yo creo que existen dos:
El primero, por lo que se puede ver en las encuestas que se hacen en todos los países del mundo, se observa que la idea de la democracia procedimental no es suficiente. La democracia debe lograr resultados que la acerquen al ciudadano y que intenten responder a sus necesidades. Es un desafío difícil porque tal vez no existe la posibilidad de hacerlo.
El segundo desafío, que es parte de las democracias de todo el mundo, pero que se presenta en diferentes graduaciones. Se trata de saber qué hay detrás de la fachada democrática. Todos hoy hablan de democracia y de instituciones democrática, pero ¿Qué está detrás de esa cara democrática de los países del mundo?
En la segunda categoría están los desafíos por áreas o regiones, que son diferentes. Por ejemplo, el desafío de Europa del Este y del sur consiste en hallar la forma de equilibrar los problemas generados por la crisis económica, que ha afectado mucho los sistemas políticos, con el surgimiento de partidos de protesta que se pueden convertir en componentes fundamentales o pueden causar lo que ha sucedido en Hungría, donde se ha transitado de un régimen democrático a un sistema encabezado por un líder fuerte que intenta limitar la rendición de cuentas institucional.
Entonces, el desafío de las democracias en esa parte del mundo es cómo responder o reaccionar a la crisis económica.
En otras partes del mundo, por ejemplo en Asia, el desafío es cómo hacer más reales los derechos políticos y civiles. En América Latina es la desigualdad, cómo lograr políticas que lleven a la reducción de la desigualdad.
La tercera categoría son los desafíos específicos de cada país. Hay desafíos específicos en Bolivia, como los hay en Italia. Aquí en Bolivia la debilidad de la oposición, algunos aspectos procedimentales, las características de la participación, las limitaciones de la competencia y los problemas de corrupción que llegan al nivel de las instituciones policiales son problemas muy importantes en Bolivia.
Cuando usted dice que el nuevo desafío de las democracias en Europa, y cuando se refiere a ello me imagino que está pensando en Syriza en Grecia, Podemos en Españá…
Cinco estrellas en Italia.
Precisamente. Estos inicialmente fueron movimientos ciudadanos que ahora incursionan en política, se institucionalizan. Y, sobre la base de eso, el nuevo desafío es que la democracia dé resultados, que tenga capacidad de respuesta. ¿Qué nos garantiza que no aparezcan regímenes no democráticos, con mejor capacidad de respuesta que las democracias de hoy, pero no democráticos?
En estos países la democracia tiene raíces. En España, por ejemplo, el pasado franquista no vuelve.
Lo que sí puede suceder es que se mantenga la cara democrática, pero que detrás de ella aparezcan aspectos autoritarios, por ejemplo, como reacción a la crisis económica y a la inmigración que es un fenómeno muy importante en Europa, quizás uno de los fenómenos más importantes. Como resultado de ello podemos ver el éxito de la derecha italiana de hace una semana, hace algún tiempo el de Marine Le Pen en Francia y también el mismo Sarkozy, que se transformó en un líder entre la derecha y la centro derecha.
Entonces, en lo aparente, la cara no cambia nada, lo que puede cambiar es lo que hay detrás a nivel de políticas.
Yo lo digo porque aquí en Bolivia, por ejemplo, en la última elección el Presidente ganó por tercera vez, con más del 60 por ciento de los votos, y todos los analistas se lo atribuyeron a la bonanza económica. En las encuestas decían que más del 80 por ciento de la gente sentía que la economía estaba mejor o estaba bien…
Como decía antes, la democracia tiene que ofrecer resultados, cuando lo hace cosecha apoyos.
Pero el problema es que a la gente parece no interesarle que haya un gobierno que controle todos los poderes públicos, que persiga judicialmente a la oposición, que recorte la libertad de expresión. Es decir, me preocupa la idea de que podamos abandonar una democracia de principios.
Se puede seguir hablando de democracia también cuando la democracia es limitada o cortada. Pero en un sentido de evaluación de la democracia, en un sentido normativo, se puede decir “esto es negativo”.
No obstante, desde una perspectiva solamente empírica, si hay ciudadanos para los cuales los aspectos procedimentales de la democracia no son importantes, al final es un problema de los ciudadanos, del país y no hay nada qué hacer [risas]. La democracia no se puede imponer por la fuerza.
La democracia se puede desarrollar con la legitimidad, las creencias en la democracia.
Vamos a ver este punto desde otra perspectiva: Es fácil criticar a los bolivianos, es fácil criticar a los italianos u otros pueblos. En los Estados Unidos, un país rico y con bienestar, un país en que Obama hizo un buen trabajo recreando el desarrollo económico después de la Crisis. En los Estados Unidos después del atentado terrorista a las torres gemelas del 11 de septiembre, se aprobó la Patriot Act (Ley Patriota). ¿Qué ha pasado? Ha pasado que los ciudadanos estadounidenses han puesto la seguridad personal más allá de la democracia.
Entonces, para la gente puede haber razones por las que la democracia deviene secundaria. Si hay un problema de seguridad personal, deviene secundaria; si hay un problema de hambre, deviene secundaria. Personalmente, es muy difícil no simpatizar con aquellos que ponen en segundo plano la democracia por un problema de pobreza, más que por quienes lo hacen a causa de un problema de seguridad personal cuando viven en un país rico y llevan una vida muy buena.
Esa es la realidad. Yo creo que tal vez en esa discusión se pide demasiado a la democracia, la democracia tiene límites. Tiene límites a nivel de proceso decisional, tiene límites en lo que puede hacer como sistema institucional para nosotros. Si ustedes reflexionan un poco sobre la democracia, ante todo ella es una palabra que implica mucho más.
La democracia es liberal democracia de masas. Cuando dices “democracia” debes entender “liberal democracia de masas”, que es algo que nadie ha buscado, que nadie quería, es el resultado objetivo de la búsqueda del equilibrio en medio del conflicto entre diferentes fuerzas y posiciones. Si miramos detrás de la retórica podremos afirmar que nadie quiere esta democracia que existe y está vigente en nuestros países.
¿Eso quiere decir que estamos hablando de un sistema democrático que puede tener variantes dependiendo de cada sociedad, y en algunos casos pueden ser democracias en las que las sociedades han puesto otros elementos por encima de las libertades y de todos modos podríamos seguir asumiendo que son sociedades democráticas?
Sí, pero con limitaciones en aspectos de la libertad. La Patriot Act puso muchas limitaciones a la libertad. Hay muchas sentencias de jueces locales y de la Corte Suprema Norteamericana contra ella, pero no se hizo nada.
¿Eso querría decir que Winston Churchill Tenía razón cuando dijo que la democracia es el peor sistema, después de todos los demás? Por sus limitaciones.
[risas] La democracia es una gran invención humana, lo mejor que colectivamente hemos estado en condiciones de hacer. Yo creo que Winston Churchill era un poco pesimista, un poco cínico. No acepto la frase de Churchill.