Procesos de construcción y desempeños
Demócratas y MSM: Construyen partidos políticos con militantes, estructuras y visiones de país, en un intento por reconstituir el sistema de partidos y el equilibrio político en Bolivia. Una de las fortalezas del MAS es, precisamente, el contar con su propio discurso, simbología, liderazgos, estructura, militantes y visión de país. La única forma de conseguir eso es construyendo partidos políticos.
Demócratas y MSM lo hacen, además, sobre la base de liderazgos que han obtenido victorias consecutivas tanto en La Paz como en Santa Cruz, que son los departamentos más grandes de Bolivia. Las victorias de Juan del Granado y Luis Revilla en La Paz, así como las sucesivas victorias de Rubén Costas en Santa Cruz, son acompañadas, todas ellas, por gestiones públicas meritorias.
Frente Amplio: Trata de reeditar juntucha al estilo de Convergencia 2009 y le llama “unidad”. No veo razones por las que juntucha 2.0 vaya a tener mejores resultados que la versión 1.0
Recordemos las últimas juntuchas electoreras bolivianas: La primera fue en el año 2005. De un total de ocho candidaturas a la presidencia, la votación se concentró en Evo Morales Ayma, con 53,72% de votos, y Jorge Tuto Quiroga, con 28,62%. A partir del tercer lugar, la votación obtenida por otros candidatos se redujo a menos del 10%, con Samuel Doria Medina (7,81%) y Michiaki Nagatani Morishita (6,46%) en tercer y cuarto lugar respectivamente.
El segundo intento se realizó en 2009, cuando Morales obtuvo 64,22% de votos, mientras que Manfred Reyes Villa logró 26,46%. En ésta elección, la votación conseguida por el tercer (Doria Medina con 5,65%) y cuarto (René Joaquino con 2,31%) lugares, fue bastante menor que el voto alcanzado por esos lugares en las elecciones anteriores.
Vale la pena observar que en ninguna de las elecciones cuyos datos se han mencionado, la sumatoria del total de votos de la oposición habría alcanzado para vencer a Evo Morales. Ésta afirmación es aún más contundente en el caso de la elección de 2009, en que la suma de votos de Manfred y Samuel apenas llega a 32,11%
Siendo así ¿por qué la desesperación con que se proclama la necesidad de unidad en la oposición para las siguientes elecciones?, ¿acaso alguien cree que parte de ese 53,72% de bolivianos que votaron por el MAS (2005), que luego se amplió a 64,22% (2009), habrían votado por una candidatura de oposición por el sólo hecho de haberse presentado como única?
Por otro lado, el que Samuel Doria Medina encabece las últimas encuesta no es ninguna novedad, tanto en 2005 como en 2009 encabezó las encuestas varios meses antes de la elección para luego obtener 7,81% y 5,65% respectivamente. Pareciera que su tendencia es a desinflarse en la medida en que se acerca el acto electoral y eso podría explicar su desesperación por hacer alianzas mucho antes de las elecciones (cuando todavía se lo ve fuerte).
Adicionalmente, Samuel no ha ganado ni una sola de las elecciones a las que se ha presentado, a diferencia de Juan y Rubén, que las han ganado todas.
El dilema de los electorados
Vale la pena hacer algunas observaciones sobre los posibles electorados de oposición.
Por un lado está el MSM (ex aliado del MAS que manifiesta estar defraudado por cómo se han llevado adelante el proceso) que encarna a una gran cantidad de bolivianos que también apoyaron esperanzados al oficialismo y que, igualmente, hoy se sienten defraudados.
Por el otro lado, está Demócratas, que en los últimos años ha transitado de un discurso profundamente opositor a una posición más comprensiva con el proceso y una búsqueda de acercamientos con el sentir popular, lo que le ha significado el rechazo de la oposición ultra radical.
La alianza entre ambos podría ayudar al MSM en su labor de diferenciarse del MAS (emprendida con el discurso de Juan que, en los últimos años, ha sido más agresivo que el de Rubén o Samuel) y a Demócratas a transitar hacia el centro.
Al MSM se le recrimina haber apoyado al gobierno. Sin embargo eso, lejos de ser negativo, tiene la virtud de que ha sido un respaldo a Evo Morales y al MAS, con ilusión, con esperanza y fe en días mejores, al igual que muchísimos bolivianos. El MSM dice sentirse defraudado al igual que esos cientos de miles de bolivianos. Es a ellos a quienes representa. Despreciar o condenar al MSM por haber tenido esperanza es como despreciar a los ciudadanos que igualmente la tuvieron.
A Demócratas se les recrimina dos cosas: 1) Ser la oposición de ultra derechas que golpeó collas en Santa Cruz y que pretendió dividir al país. 2) Haberse ablandado y vendido al MAS. Ambos cuestionamientos son fácilmente rebatibles: Quienes golpearon collas hicieron alianza con el MAS en 2009 (acuerdo con Isaac Ávalos) y están hoy en el MAS. La oposición ultra radical está en otro lado, es esa misma que los acusa de haberse vendido al MAS, está en el Frente Amplio en la figura de Germán Antelo.
Si, como muestran los datos de las elecciones pasadas, el voto tradicional opositor es de 30%, debería ser lógico pensar que la verdadera clave del asunto es arrebatarle al MAS una buena tajada del electorado que lo apoyó en 2009.
Se trata de un voto que ha vivido cercano al MAS, pero que estaría dispuesto a elegir una alternativa más democrática y eficiente, siempre y cuando conserve algunos ingredientes de lo plurinacional. Ese voto difícilmente podría ser conquistado por las opciones políticas que consolidarían el voto opositor tradicional, por percibirse que se encuentran, ambos electorados, en posiciones políticamente antagónicas. Es decir, que al hacer lo mismo que en 2009 (reeditar juntuchas) se obtendría el mismo resultado que entonces.
Es importante, por ello, una reconciliación y hermanamiento con el MSM, que se mantiene firme en su posición de haber apoyado el “proceso de cambio” por convicción, esperanza e ilusión de hacer una mejor política. Caminar con el MSM, que se supone representa a los defraudados, es caminar con el electorado que se necesita para incrementar el voto opositor y recuperar el equilibrio político en el país.
Agendas y visiones de país
Si se ha de buscar incrementar el electorado de las diferentes oposiciones y, consecuentemente, recuperar el equilibrio político en el país, necesariamente se debe construir una alternativa que contemple a una parte del electorado que fue del MAS. Y eso no se lo consigue sino complementando las agendas de oriente y occidente para mostrar, no sólo una señal de integración y reconciliación, sino la posibilidad de un proyecto de país que no precise de la negación de ninguna de las dos.
Se trata de generar una sinergia entre lo plurinacional, defraudado por el masismo y representado por el MSM, y lo autonómico, representado por Demócratas. Ambas fuerzas políticas proponen recuperar los valores republicanos, traducidos en independencia y equilibrio de poderes, justicia independiente e imparcial, libertad de expresión y pluralismo político, en una nueva visión que reconcilie e integre todo lo que ha sido dividido y confrontado hasta hoy (oriente y occidente, lo urbano y lo rural, etc.)
El proceso que han emprendido Demócratas y MSM no está libre de dificultades, pero puede lograrse con un poco de comprensión mutua y voluntad de complementar todo lo bueno de ambos procesos, aunque se mantengan algunas legítimas y democráticas diferencias.
Esta sería la única acción política novedosa en el horizonte. El Frente Amplio no es más que la versión 2.0 (o 3.0) de la misma oposición que ha perdido en las últimas dos elecciones.